El agua entre la tecnología y las presas: el desafío ineludible de la agroindustria mexicana
- Yvonne Franco
- hace 21 horas
- 3 Min. de lectura

Las intensas lluvias de los últimos meses han expuesto, de manera cruda, nuestra histórica falta de previsión como país. No se trata únicamente de un fenómeno natural, sino del reflejo de una infraestructura debilitada y de una cultura social que aún no asimila la magnitud de los retos que impone el cambio climático.
La situación es una llamada de atención para dejar atrás la costumbre de reaccionar ante la catástrofe y comenzar a actuar con una visión de largo plazo. Esto exige no solo modernizar la infraestructura hidráulica, sino también transformar la mentalidad colectiva: pasar de una cultura de consumo a una de aprovechamiento, resiliencia y corresponsabilidad. El verdadero desafío no es administrar el agua solo cuando llueve, sino aprender a gestionar tanto la escasez como la abundancia, construyendo así un futuro viable para todos.
En este escenario, la agroindustria ocupa un lugar central. Frente a sequías recurrentes y a la sobreexplotación de acuíferos, la innovación tecnológica deja de ser alternativa para convertirse en necesidad urgente. Soluciones como SPHERAG, que integran IoT, conectividad 5G/LTE y energía solar, permiten digitalizar el riego agrícola y colocar en manos del productor información en tiempo real sobre humedad del suelo, caudales y presión. Los resultados son claros: ahorros de hasta 30% en agua y energía sin sacrificar productividad (BayWa, 2023).
Fundada en 2020 en España por Jesús Ibáñez, SPHERAG ha logrado escalar su tecnología a distintos países en muy poco tiempo. Su sistema combina dispositivos IoT, conectividad móvil de última generación y una plataforma en la nube que ofrece recomendaciones de riego, todo con el propósito de ayudar a los agricultores a optimizar recursos y alcanzar una agricultura más eficiente y sostenible. Su rápida expansión demuestra que la digitalización del agua no es una promesa a futuro, sino una realidad en plena consolidación.
No obstante, esta revolución tecnológica enfrenta un límite estructural: la dependencia de las presas y de los grandes sistemas hidráulicos. En México, más del 60% del agua para riego proviene de estas infraestructuras, muchas de ellas afectadas por evaporación excesiva, azolvamiento y falta de mantenimiento (CONAGUA, 2023). Las sequías recientes han reducido drásticamente su capacidad de almacenamiento, comprometiendo la seguridad hídrica de millones de hectáreas productivas (FAO, 2021). Esto significa que, aun con las herramientas digitales más avanzadas, el cimiento físico del sistema requiere modernización urgente bajo criterios de resiliencia climática.
La combinación entre digitalización agrícola e inversión decidida en la rehabilitación de presas y sistemas de captación alternativos abre oportunidades inéditas: certificaciones de sostenibilidad, acceso a financiamiento verde y trazabilidad para mercados que exigen transparencia (Idrica, 2024). Reflexionar sobre el futuro del agua es reflexionar sobre la supervivencia misma de la agroindustria. Sin presas seguras ni gestión inteligente, el riesgo de colapso se multiplica. El desafío, entonces, es inequívoco: convertir la tecnología en un pilar estratégico y modernizar la infraestructura hídrica, produciendo con responsabilidad y garantizando alimentos para las próximas generaciones.
El futuro del agua en la agroindustria no se decidirá solo en los campos, ni únicamente en los laboratorios de innovación. Se forjará en la capacidad de alinear políticas públicas, inversión empresarial y responsabilidad social en torno a un mismo propósito: asegurar la sostenibilidad de nuestros recursos. Hoy la pregunta ya no es si contamos con la tecnología, sino si tendremos la voluntad de aplicarla y de modernizar, al mismo tiempo, la infraestructura que sostiene al país. La respuesta no puede esperar. Es momento de que productores, empresas y gobiernos actúen juntos, porque del agua depende no solo la competitividad agrícola de México, sino la posibilidad misma de alimentar a las próximas generaciones.
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