Algaesys: biotecnología circular para un futuro hídrico sostenible
- Yvonne Franco

- 8 sept
- 2 Min. de lectura

Las aguas residuales han sido vistas históricamente como un problema costoso de gestionar. En la mayoría de los países, incluido México, los sistemas de tratamiento son insuficientes, obsoletos o demasiado caros de operar, lo que genera descargas contaminantes que deterioran ríos, lagos y acuíferos. Frente a este panorama, emergen innovaciones que replantean el paradigma: no ver el agua usada como desecho, sino como oportunidad.
Un ejemplo inspirador proviene de Italia: Algaesys, una empresa que utiliza el poder de las algas para purificar el agua. Su sistema emplea biorreactores donde microalgas absorben nitrógeno, fósforo, metales pesados y hasta microplásticos, liberando oxígeno durante el proceso. Lo que en otros modelos se traduce en lodos difíciles de manejar, aquí se convierte en biomasa rica en nutrientes con un potencial agrícola inmediato.
En la imagen que acompaña este texto se aprecia uno de esos biorreactores, estructuras diseñadas para mantener el agua en movimiento y favorecer el crecimiento de las algas. Gracias a este mecanismo de aireación y circulación, el proceso es estable, continuo y eficiente. Se trata de un recordatorio visual de que la biotecnología no es un concepto abstracto, sino una solución tangible capaz de transformar un problema ambiental en una oportunidad productiva.
La propuesta rompe con la lógica lineal de usar y desechar, para instaurar un modelo verdaderamente circular. El agua tratada regresa limpia al ciclo natural, y la biomasa resultante puede utilizarse como biofertilizante, reduciendo la dependencia de insumos químicos costosos y contaminantes. Así, el tratamiento deja de ser un gasto y se convierte en una inversión con beneficios ambientales, agrícolas y económicos.
Para México, esta visión resulta particularmente relevante. Según CONAGUA (2023), más del 40% de las aguas residuales municipales no recibe tratamiento adecuado. A esto se suma la contaminación de acuíferos agrícolas por exceso de nitratos, como ocurre en el Bajío y la Comarca Lagunera. Incorporar tecnologías como Algaesys podría mitigar riesgos sanitarios y ambientales, al tiempo que genera fertilizantes naturales para las comunidades rurales.
El impacto va más allá de lo técnico. En un contexto global donde la seguridad alimentaria y la seguridad hídrica están cada vez más entrelazadas, soluciones como la de Algaesys muestran que es posible alinear ambos objetivos. La biotecnología convierte la fragilidad en resiliencia: lo que antes envenenaba, ahora nutre; lo que antes costaba, ahora produce.
Reflexionar sobre Algaesys es reflexionar sobre el potencial de la economía circular en el campo mexicano. Adoptar tecnologías que integren agua, energía y agricultura bajo un mismo ciclo no es un lujo futurista, sino una condición de supervivencia. Si queremos un futuro viable, debemos dejar de ver las aguas residuales como desecho y empezar a entenderlas como aguas de oportunidad. La pregunta que permanece es ineludible: ¿qué nos detiene de llevar estas soluciones a gran escala?
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